"El conserje y la eternidad" (2017) Ricardo Romero


 El conserje y la eternidad, con ese título que mezcla lo sublime con lo mundano, Ricardo Romero presenta una novela sobre un vampiro porteño. Pero este es SU tipo de vampiro.

.

Cada capítulo está titulado con una seguidilla de palabras que bien podrían ser letras unidas aleatoriamente, pero googlear cada una de esas palabras nos revela que la idea del vampiro es algo que atravesó a todas las culturas de todas las eras del mundo, con sus diferentes nombres. Romero, entonces, decide contar los días y noches de un vampiro en Buenos Aires.

.

Seguimos la vida de Juan Drodman (el vampiro) en su quehacer diario en tres momentos históricos del país: el bombardeo a la Plaza de Mayo del '55, la Guerra de Malvinas y la crisis del 2001.

.

Lo novedoso en el relato es que todo se cuenta desde el punto de vista de Juan. Se nota a lo largo de la novela una clara disparidad con la obra canónica del vampirismo, Drácula de Bram Stoker. Por ejemplo, allí Drácula nunca es el narrador, toda la trama se desarrolla desde la mirada de los personajes que rodean al Conde. En la novela de Romero, este punto de vista no ahonda sobre los hechos catastróficos que le ocurrieron al país, a Drodman no le interesa, solo sigue con su vida en pleno centro porteño (conserje en un edificio de oficinas, recepcionista en un hotel y conserje de un edificio de departamentos). 

.

La vida de Drodman es solo la vida de un sobreviviente, no vive o tiene disfrute alguno. Se limita a trabajar y volver a su hogar para dormir, parando su rutina para beber la sangre del desafortunado que tiene guardado en su guarida.

.

Es un vampiro particular. A diferencia de Drácula que vive del recuerdo de sus hazañas en el pasado y actúa en consecuencia con los nuevos tiempos (mudándose del feudal castillo de Transilvania a un castillo en el centro del mundo civilizado), Drodman no recuerda casi nada, vive en perpetuo presente; más aún, debe escribir para ordenar sus ideas, y no puede lidiar con ese mundo moderno viviendo en plena ciudad, a la que aborrece y no puede escapar.

.

El vampiro de Romero es indiferente de todos estos eventos históricos: en pleno bombardeo con cuerpos mutilados en las calles se va a trabajar; en plena guerra y dictadura no se pregunta ni se apena sobre la joven pareja que se hospeda en el hotel (quizás desertores o subversivos); en pleno Cacerolazo, siente el rumor de la ciudad, pero no lo escucha realmente:

“Por la ventana abierta llegaba ese rumor embrujado que entraba en mi cuerpo sin que yo fuera capaz de escucharlo” (116)

“La ciudad resuena. Metal, lata, distancia. Hay una máquina funcionando con el único propósito de triturar mi silencio” (112)


Impacta saber que pese a que vivimos la mundana vida del vampiro Drodman, aun así hay momentos que realmente aterran, como son la escena en que come a su primera víctima o la escena del taxista en la casa de Omarcito; la genial escritura de Romero permite construir un aura de terror en cada escena en que el vampiro, sin quererlo, se encuentra con un humano en plena oscuridad, casi como si también estuviéramos allí con él. Y por el otro lado, hay también alguna que otra escena que mata de la risa, como la enemistad de Omarcito con los taxistas.

.

Otra cosa que me sorprendió, y da un guiño a lo que dije al principio sobre la vastedad de lo vampírico en el mundo, es que se nos insinúa que varios personajes terciarios podrían ser vampiros también, pero que sin embargo no establecen relación con Drodman. No habría una comunidad de vampiros. Ellos entienden que existen, pero no se revelan abiertamente entre sí (o al menos Drodman no busca hacerlo, quizás solo es solitario).

.

(Spoiler!)

Algo particular ocurre en la tercera parte de la novela: una mujer que Drodman conoció en la 1ra parte ahora vuelve a aparecer en su vida, pero vieja ¿Qué implica esto? Que su pasado vuelve, que ya su vivir en el presente se ve trastocado.

De la misma forma, en el 2001 puede hacer algo que nunca pudo: verse a sí mismo en el pasado, a través de las grabaciones de seguridad. Se contempla por horas (él sabe que va a ser contemplado por su futuro Yo), pero siempre notamos una distancia entre su Yo del presente y su Yo del pasado. Juan trata de estudiarlo, entenderlo. Su curiosidad SIEMPRE está únicamente en sí mismo, en averiguar sus límites, lo que lo define, nunca su curiosidad está en lo externo a él, lo que le pasa a la gente o al país en que reside.

.

Es un libro que plantea otra mirada del vampirismo, a mi juicio, muy bien logrado. También es una novela muy atrapante, que no sabés a dónde te va a llevar. Mi recomendación es que se dejen arrastrar por la comedia de sus mediocres días y el terror de sus abismos nocturnos.

.

.

.

160 págs.

Literatura argentina


Comentarios

Entradas populares