"Los pichiciegos" (1983) Rodolfo Fogwill
Esta novela de Fogwill se posiciona frente al gran relato nacional que defiende la causa Malvinas y la idea de los soldados, ya sea como triunfalista (de que son héroes) o como lamento (eran unas víctimas, unos chicos). Aquí el autor destruye la dialéctica nosotros-ellos, propia del relato nacional. En cambio crea un tercero, los pichies, un grupo de personas que se juntan en un encierro para no combatir, creando su propia identidad pichie y eliminando la culpa generada por la traición a su país.
El discurso nacional se basa en la creación de esa identidad nacional argentina cuyos valores son primero la patria. Bajo esa identidad se eliminan las diferencias propias dentro de cualquier nación con la intención de encerrar a todxs lxs habitantes bajo los mismos valores, creencias, ideales, etc. Frente a este discurso, en la novela Fogwill da muchos ejemplos de cómo esa homogeneización es falsa:
“No era turco. ‘Ningún turco es turco’, explicó. Dijo que se llamaba turco al árabe. ‘Nosotros somos árabes, soy hijo de libanés y por eso me dicen Turco. Aquí casi no hay turcos: todos árabes. Hay armenios, que vienen de Turquía, pero son armenios, no turcos. Los turcos son sirios, palestinos, libaneses, egipcios. Ningún turco de aquí viene de Turquía. Era de Gualeguay.”.
Otro ejemplo es el de la nieve, homogeneizada por la ideología dominante (a través de la TV) como una nieve blanca, platónica, romantizada, con un contenido de clase (deportes, Navidad, blanco, diversión). Pero los pixies no se encuentran con esa nieve, sino con la de la experiencia de la guerra (nieve-barro-jabonosa, pegajosa, pastosa, se pega por la ropa).
La identidad pichi:
Se basa en la sobrevivencia, fue creada en la idea de compartir la experiencia con el animal “pichiciego”. Para sobrevivir se encierran. No es una identidad nacional, sino que los pichis se colocan como un tercero que comercia con ambos bandos, no se identifican dentro del conflicto bélico ni con los ingleses ni con los argentinos, no buscan ayudar a unos u otros, sino dejar “que se maten entre ellos”, para poder sobrevivir. El “ellos” en esa frase, unifica escandalosamente a ambos bandos enfrentados, y los diferencia del “nosotros” unificador pichi.
Esta identidad pichi revela la verdadera heterogeneidad del grupo: en él habitan personajes de diferentes regiones, sus diferencias no son invisibilizadas.
Fogwill destruye las ideas homogeneizadoras que se quieren establecer con fines bélicos. Así señala la heterogeneidad del bando inglés:
“Los ingleses son así: escots, gurjas, wels, ¡Y todos se garchan a los presos!”
No se puede encontrar un auténtico inglés, todos son de diversas regiones del Reino Unido. Lo mismo sucede en el bando argentino, solo el enfrentamiento con la otredad les da la cualidad de argentinos.
Fogwill desarma la oposición de bandos en estos términos:
“No eran peores, eran iguales, le pareció. Los que peleaban venían mejor organizados. Los otros, los que mandaban, eran iguales. Hablaban diferente, pero no eran diferentes”.
La oposición que se vislumbra es entre los que mandan y los que van a pelear, una oposición basada en las relaciones sociales y no en la nacionalidad. Si los oficiales que los mandan a pelear son iguales entre sí, la guerra se ve despojada de su sentido, se pierden los valores de heroísmo, se actúa siguiendo la cadena de mando, no por un valor especial. La guerra como negocio en los soldados a sueldo ingleses. La guerra es absurda en el final: los pilotos ingleses disparan para que no los castiguen por no disparar, o por jugar a probar su puntería, “para una próxima guerra”. La escena en que un jefe militar abusa sexualmente de un soldado marca una oposición de rango, determinada por una oposición de clase, dentro del bando nacional que se suponía homogéneo. Así se impugna el valor de sacrificarse por valores que no son respetados ni por los jefes. Otro ejemplo: Un oficial argentino se quema la mano para tener dinero asegurado de por vida, el Turco sabe que no podría hacer lo mismo porque no a todos los “argentinos” les van a dar eso, sino que es a los de alto rango, entonces no hay algo así como una identidad homogénea que reciba ese trato igualitario, hay jerarquías.
Sin duda un libro escandaloso, más aún para la época (fue escrito durante la guerra de Malvinas). Sorprende saber que es un libro de lectura usual en el secundario, justamente por el cuestionamiento al discurso nacionalista que otros libros de colegio suelen perpetuar.
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Literatura Argentina
151 pág.
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