El beso de la mujer araña (1976) Manuel Puig
Valentín, guerrillero de izquierda, y Molina, trans, se encuentran en una celda de una prisión. Sin muchos datos de tiempo y espacio al principio, solo voces en el aire que poco a poco, y sin intervención de un narrador (la experimentación con la forma es usual en Puig), van construyendo la trama con todos sus trasfondos
Encierro, evasión y realidad
La celda acá es un espacio de encierro, pero no uno que restringe, sino uno que posibilita. Posibilita que Valentín conozca algo extraño para él: la homosexualidad. Mientras que también es un espacio que habilita la evasión de la realidad por parte de Molina, con el relato de 6 películas a lo largo del libro. Estas películas, a diferencia de la realidad de los personajes, están llenas de detalles; Molina sirve de narrador en ellas destacando siempre todos los elementos que lo atraen (las ropas, los hombres bellos y las mujeres sufridas).
Molina, pese a ser el personaje que encarna la evasión, también es el que hace: cocina, limpia, ordena. Molina es quien se ocupa de la celda, de la comida, de que Valentín esté bien, que coma bien (cualidades atribuidas a las mujeres en esa época, que es como Molina se percibe), es algo trivial en la novela, pero habla del amor que siente Molina por Valentín.
En cambio Valentín es el que trae la realidad: cuestiona los pensamientos de Molina, para que se enfrente a lo que no dice cuando habla; pero es pasivo en cuanto a la acción, siempre anda filosofando, acostado sin hacer nada.
Los Trans y la Izquierda
En esta novela, Puig ubica en el centro el cuestionamiento a la heteronormatividad y al sistema binario de los sexos, él busca el cambio de roles. Son personajes contradictorios, no son como hoy en día se presenta de forma hermanada a estos dos grupos, en los 70's la izquierda era igual de homofóbica que el resto de la sociedad. Molina es un hombre que quiere ser mujer, pero no una mujer libre y de izquierda sino una mujer conservadora, esposa de un hombre duro que la proteja. Al fin y al cabo, Molina es una construcción de las películas que vió y en las que se ve a sí mismo cuando las narra (nótese las innumerables comparaciones entre las películas y lo que pasa entre Molina y Valentín).
Por el otro lado, Valentín es un luchador de izquierda pero que no realiza mucha acción en el libro, incluso se le descubre un amorío con una mujer aristocrática, ignorando su ideología con ella.
Otro de los motivos de la novela para Puig es el despertar político de la comunidad gay. Puig muestra la imposibilidad que tiene el homosexual de integrarse a la revolución y la dificultad del homosexual por dejar de reproducir los roles patriarcales y criticarlos (Molina no los critica, sino que los idealiza, se considera una mujer sumisa y es conservador; mientras que es Valentín quien los critica); así la Dra. Taube, en la última nota, muestra la construcción de una subjetividad patriarcal en los valores homosexuales y ubica al Frente de Liberación Homosexual (movimiento de esa época) y al Feminismo como los lugares de legitimación de emergencia de estos modelos de identificación (llamamiento al activismo y la agitación ante el rechazo de la izquierda homofóbica). Valentín primero le dice que se una a sus compañeros; pero, ante la negativa de Molina, le dice que se junte con sus pares, que siempre es mejor juntos.
Como parte de esta revisión de lo contextual, queda decir que si bien esta novela está escrita en 1976, no representa la represión estatal de la dictadura argentina, sino del gobierno peronista previo, entre 1972 y 1973.
En virtud del cambio de roles que pretende Puig, sucederá que, luego de la escena amorosa, progresivamente, Valentín se va a tornar más como Molina y Molina más como Valentín (inclusive Valentín pasa a tener un lunar que antes pertenecía a Molina). En el final, por primera vez la voz de Valentín narra una película, pero lo hace de tal forma que su voz podría ser confundida por la de Molina perfectamente; mientras que Molina, cuando es liberado de la cárcel, pasa a ser un guerrillero de izquierda perseguido por el Estado.
Rara y mártir
Ahora vayamos más al personaje de Molina, él está doblemente encerrado: primero en su cuerpo y luego en la cárcel. Él se considera una mujer encerrada en el cuerpo de un hombre, al punto de que se puso otro nombre (Carmen) diferente que el que le dio el Estado (en los informes de la cárcel lo tratan de Luis Alberto Molina), por eso ama a los varones heterosexuales. Sin embargo, este encarcelamiento le posibilita estar libre del encierro de su cuerpo, ya que allí puede sacar toda su feminidad que en la calle sólo sería castigada. Aun cuando es un artificio y una simulación lo que hace, es la afirmación de una identidad femenina distinta o “rara”, exagerando lo peor de la identidad femenina, el sometimiento (como dice la voz de Puig encarnada en una falsa doctora Taube). La identidad de Molina está construida en tanto figura de la mujer sometida y, por eso, mártir, sacrificada. Esta idea se refuerza por el papel de las mujeres en las películas que narra, todas inferiores a los hombres o presentando alguna cualidad que las hace “raras”, todas dispuestas a sacrificarse por su hombre (con los rasgos de Valentín).
Valentín va a cuestionar constantemente esa cualidad de sumisa que tiene Molina, queriendo que cambie y se junte a movimientos políticos para cambiar esta sociedad. Pero Molina no termina cambiando completamente porque, si bien al salir de la cárcel se mete en movimientos de izquierda, termina siendo la mártir que siempre quiso ser, con tal de proteger a su amado.
Conclusión
Más allá de todo lo que sucede en el interior de la cárcel, el exterior es visto como algo bueno (ambos se ponen alegres de que Molina vaya a salir de la cárcel); pero en realidad es peligroso, tiende a la muerte (a Molina lo matan) y a la opresión (los homosexuales deben ocultarse), Molina no podría tener esa relación homosexual con Valentín ahí fuera. Sin embargo, considero que el mensaje de la novela es que hay que salir y enfrentar ese peligro, como Molina lo hace al morir contento de ayudar a la causa de Valentín. Es un mensaje similar al de Los pichiciegos de Fogwill (el único pichi que se salva es aquel que salió de la cueva que lo protegía) y El amparo de Ferreyra (novela que trata del más irreprimible horror a ir al exterior, cuando habitar esa casa es claramente tortuoso para el personaje).
Un libro entrañable de lectura fluida y emocionantes historias fílmicas (más allá de lo melodramáticas). Me gustaron los juegos que Puig hace con la escritura, desde la ausencia de un narrador que ordene la trama, hasta el aparente caos de algunas narraciones en que el relatar se mezcla con lo que el personaje piensa mientras cuenta la película. Me encantó buscarle el orden a cada una de las diferentes narraciones de las películas.
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Literatura Argentina
245 págs.
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