"A todos aquellos cuyos cerebros se descomponen antes que sus corazones"
Esa primera frase que da inicio al film ya nos permite sentir en la piel lo demoledora que será esta película.
Aviso que puede haber spoilers
La pareja a la que acompañamos no posee nombre propio y está constituida por una mujer (Francoise Lebrun) quien fue psiquiatra y que ahora padece de demencia y su esposo (Dario Argento) quien fue un crítico de cine y ahora se encuentra escribiendo un libro sobre el cine y los sueños. Me parece fundamental la puesta en escena porque creo que el cine de Gaspar Noé y en especial en esta película los objetos tienen mucho para decirnos. Tenemos un departamento en París repleto a manera barroca de libros, revistas, posters de cine, etc. (incluso junto al inodoro). Y vemos cómo para esta pareja vienen a simbolizar su pasado, eso que les ha hecho quiénes son y que por supuesto no quieren abandonar, pues se aferran a esa versión de vida que una vez tuvieron, por más que ahora la enfermedad como un torbellino de eso los quiera arrancar.
A través de una pantalla dividida acompañamos a los dos protagonistas de esta historia. Este recurso me parece fenomenal no solo por las implicancias que tiene en la trama, pues puede querer significar cómo es vivida una misma situación por dos personas, cómo la enfermedad de un ser querido nos afecta de forma diferente, cómo esa misma enfermedad puede causar una profunda división en las relación que tenemos con esa persona, cómo a veces, aunque se quiera, es imposible salvar esa distancia incluso cuando uno conviva con ese ser amado; sino también porque como recurso cinematográfico es algo que te descoloca, te obliga a poner más atención porque si te enfocas en un costado de la pantalla estás dejando un poco de lado el otro.
Creo que una de las fuentes de la belleza de este film y de por qué resulta tan conmovedor, es que nos viene a mostrar la cotidianidad y cómo está se ve afectada por la enfermedad, por la vejez; nos envuelve en la intimidad de una pareja, de una familia a través de la puesta en escena y de unos pocos diálogos que son como una cachetada al corazón; tratando un tema por demás difícil y duro pero no por eso no lo hace con kindness.
El cine y los sueños
Así, antes del inicio de la acción demoledora del tiempo, tenemos una escena inicial en la que la pareja brinda con una copa de vino y habla de la vida como un sueño. Este motivo es repetido en otra ocasión a propósito del poema de Edgar Allan Poe
“A dream within a dream” y creo que precisamente eso nos viene a mostrar esta película, una porción de la vida compartida entre dos personajes que está por llegar a su fin. Que la vida es tan fugaz como un sueño y que por más que queramos aferrarnos a ella el tiempo es implacable. La esclarecedora canción
“Mon amie la rose” de Francoise Hardy
(¡por favor, qué belleza de canción!) también viene a ser ese símbolo del paso del tiempo y definitivamente es una manera muy hermosa de dar inicio al filme, el primer plano de la cantante nos deleita con la belleza de su juventud y su voz en una escena llena de vida. Por eso, y como contraste, el final resulta hasta terrorífico, vamos viendo qué son las cosas sin que nadie las use, qué es un lugar sin que nadie lo habite y la música que acompaña esas fotografías va acorde a ese efecto.
Una película con la que sufrí, pero que definitivamente volvería a verla como la primera vez. Me sacó varias lágrimas, así que no la recomiendo para cualquiera que esté susceptible, pero si son de los que gustan del cine como ese sueño en el que podemos entrar y no salir del mismo modo esta es la película.
Director: Gaspar Noé/
Francia, Bélgica, 2021/
Drama/
Duración:142 minutos/
Reparto: Dario Argento, Francoise Lebrun, Alex Lutz, Kylian Dheret/
Cinematografía: Benoit Debie/
Música: Steve Bouyer y Pascal Mayer/
Producción: Vincent Maraval, Edouard Weil, Denis Bedlow/
Sonido: Ken Yasumoto
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