"Éramos unos niños" (2010) por Patti Smith
Patti Smith abre la puerta de su intimidad a través del relato de su amistad con Robert Mapplethorpe. Si bien Éramos unos niños se abre con una escena dolorosa, es más una invitación a recorrer las calles de New York con las mismas sensaciones con la que lo hizo ese dúo en su juventud, después de su encuentro que cambiaría la vida de ambos. La soledad, el hambre, el miedo son experimentadas durante estas páginas, pero también los sueños, la música, el dibujo, los libros, el arte son el sostén y un camino que explorar.
Cuando el relato nos lleva a su infancia, el sentimiento que de niña experimentó al ver un cisne es ya un presagio de la importancia que las palabras y sobre todo las emociones tendrían para su vida. El deseo de expresarse es lo que la mueve. El relato infantil es tan vívido que emociona y nos permite ver los cuestionamientos que de pequeña la aquejaban: "¿qué es el alma? ¿De qué color es?". Vida y arte se funden en la narración donde el contacto con lo material, con el mundo de los objetos es entrañable y de trascendencia.
Smith nos
permite ver esa rebeldía que desde pequeña la caracterizaba (que se vería
plasmada en los primeros versos de “Gloria”) y los conflictos que tuvo con su
género en una relación con su madre donde lo “femenino” resultaba contrario a
su naturaleza y donde la fidelidad a sí misma era lo importante.
“Yo protesté
con vehemencia y anuncié que no iba a convertirme nunca en nada salvo en mí
misma, que pertenecía al clan de Peter Pan y nosotros no nos hacíamos adultos”
Así, acompañándola a través de las calles de la Nueva York de los 60’s, viendo a través de su mirada (que gustaba de posarse en pinturas, en poemas y letras a veces en idiomas que no manejaba) y compartiendo sus rituales de carácter íntimo es como entramos en su bohemia vida y podemos conocer más de sus preferencias estéticas, pero también de esos caminos aún no transcurridos y que calaron hondo en su experiencia. El compartir el hambre y la carencia con Robert, pero también la misma pasión por la libertad para hacer arte. Los conflictos con la sexualidad, el dolor, la melancolía y las drogas. El paso por el hotel Chelsea, que trajo confrontación con nuevas formas de hacer arte: la fotografía, el canto, la actuación y el contacto con personalidades tales como Alien Ginsberg, Janis Joplin, Salvador Dalí, Jimi Hendrix. La complicidad de su relación y su búsqueda de un espacio donde poder vivir para el arte.
El paso a la década de los 70 con la guerra de Vietnam como telón de fondo, nos deja
entrever las vueltas de su amistad, la primera guitarra, su inmersión en nuevos
círculos, los cuestionamientos sobre el ser mujer, sobre la escritura. Se
avecinaba algo nuevo: la inmersión en el mundo del rock and roll. Un mundo de
posibilidades se abría, pero Patti Smith nunca se traicionaría, no dejaría que
aquello que estaba haciendo junto con sus compañeros perdiera su espiritualidad
y se convirtiera en algo banal orientado al consumo.
“También
nosotros tomaríamos las armas, las armas de nuestra generación, la guitarra
eléctrica y el micrófono”
De este modo, el libro muestra los primeros pasos hacia esos versos
llenos de rebelión, poesía y vida. Cuenta además con fotografías que ilustran
aquellos momentos de intimidad y que acompañan esta historia tan vívida y
entrañable. Da la oportunidad de profundizar en la sensibilidad de la artista
para los que ya son conocedores de su música y literatura, y para aquellos que
aún no la conocen es, en mi opinión, la mejor entrada a ese mundo que es Patti
Smith, a ese mundo que aún vive en ella y que siempre me toca en lo más
profundo.
Título
original: Just Kids
1°
edición: junio de 2010
Editorial Lumen
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